El equipo Toyota está analizando el motivo del abandono del francés en la cita turca y los primeros indicios apuntan a un defecto de fabricación con los imanes en la transmisión.
Toyota Gazoo Racing está analizando los detalles técnicos del desastroso fin de semana que protagonizó Sébastien Ogier en el Rally de Turquía, pero los primeros indicios apuntan a un problema de cilindros en el motor y un problema de imanes en la transmisión. El francés, que lideraba el torneo antes de la cita en Marmaris, luchaba arriba en esta prueba, pero la imposibilidad de cambiar de marchas el sábado dio lugar a un pinchazo el domingo por la mañana y a un fallo terminal del motor más tarde ese mismo día.
“El sistema que usamos para el cambio de marchas funciona con un motor eléctrico”, explicó el director técnico Tom Fowler. “El imán es parte de ese motor y es el imán el que falló. Está destrozado. Creemos que hay un defecto de fabricación con el imán. Lo estamos analizando y haciendo pruebas químicas para ver exactamente por qué se rompió. Estaba dentro de sus límites de funcionamiento. El motor estaba destinado a fallar desde el momento en que salió de su línea de producción”.
El motor del Yaris ha sido enviado de vuelta a Toyota Motorsport en Colonia, donde se desarrollan y construyen los motores de 1600 cc. “Lo único que sabemos en este momento es que el cilindro uno no funcionaba. Echamos un vistazo al interior del motor cuando el coche volvió de los tramos, condujimos la cámara por el interior [del cilindro] y a partir de esto determinamos que el número uno ya no funciona”, añadió Fowler.
Turquía fue el primer evento que Ogier no ha podido terminar desde que se estrelló en Finlandia en 2017. El francés perdió el mando en el certamen y ahora se encuentra 18 puntos por detrás de su compañero Elfyn Evans, a falta de dos citas.
Fuente: WRC
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