Es una de las primeras imágenes que aparece cada vez que se pone “Rally Safari” en cualquier buscador. El fotógrafo Reinhard Klein contó detalles de una de las fotos más emblemáticas de toda la historia del Rally Mundial, con ese Toyota volando con el imponente monte Kilimanjaro detrás y los Massai al costado del camino. Pero, por ejemplo: ¿sabías que la foto no fue tomada en plena carrera?
El Toyota Celica GT-Four ST185 del local Ian Duncan vuela alto sobre una cresta en el Rallye Safari de 1993 en Kenia. El monte Kilimanjaro, cubierto de nieve y con casi 5.900 metros de altitud, se cierne sobre el coche al otro lado de la frontera, en Tanzania. Y dos aldeanos Maasai miran al borde de la carretera. Sin dudas, esa imagen se convirtió en una de las más clásicas y emblemáticas de toda la historia del Rally Mundial.
En los días previos al regreso del WRC a ese escenario africano luego de 19 años decidimos recordar la nota publicada en el sitio web del Campeonato Mundial de Rally (wrc.com) con la palabra del fotógrafo Reinhard Klein, de la agencia McKlein, el autor de esta foto que ha recorrido el mundo a lo largo de estas casi tres décadas.
Es una foto que tiene una historia muy especial y atractiva, y que, al contrario de lo que mucha gente pensaba, que había sido tomada en plena carrera, fue realizada en unos ensayos particulares del equipo Toyota Europa, previos a la competencia. Es que, en aquella época, Toyota aprovechaba las pruebas previas a un rally para realizar fotografías y filmar, con la intención de contar con material fresco para entregarle a la prensa durante la competencia, preparándolo con antelación.
El sitio elegido para la icónica fotografía estaba ubicado al saltar una cuesta, en una carretera llamada Pipeline Road, la que era sumamente recta y llegaba hasta la carretera principal de Mombasa. Y que contaba con la presencia de los 5.900 metros de altura del Kilimanajaro y sus nieves eternas como impresionante telón de fondo en Tanzania, al otro lado de la frontera.
“Normalmente, la montaña sólo es visible a primera hora de la mañana, entre las 06:30 y las 08:30. Por lo general, está despejado, pero en Semana Santa, en abril, la temporada de lluvias está llegando lentamente y hay bastantes nubes, por lo que se cubre bastante temprano por la mañana. Hay que estar en el lugar temprano. Por eso llegamos la víspera y nos alojamos cerca de la montaña, cerca del Parque Nacional de Ambroseli”, cuenta Klein, quien concurrió al Rally de Kenya desde 1978 hasta 2002.
Y prosigue con su relato: “Durante el rally, que se disputaba con la ruta abierta, la cuesta no se podía tomar a fondo, porque los pilotos no podían ver si alguien venía al otro lado, por lo que, básicamente, cerramos la carretera por la mañana. Si venía alguien, podíamos pararlo haciéndole señas con la mano”.
Luego Klein resaltó otro hecho particular: “Lo complicado fue conseguir a los Massai para que se pusieran al lado de la carretera. Por supuesto, querían cobrar un poco, pero el problema era que se asustaban cuando el auto venía a toda velocidad. Normalmente están acostumbrados a que los vehículos circulen a 50 km/h y este iba a 170 km/h, así que cuando el coche se acercó, ¡salieron corriendo! Les dijimos que aún no habíamos hecho la foto porque se habían escapado, pero nos dijeron que sólo habíamos pagado por una foto. Entonces tuvimos que negociar de nuevo. Tuvimos que hacer varias fotos y pagarles cada vez. Tuvieron que acostumbrarse a la velocidad, situarse en el lugar adecuado y no huir. Nos costó varios intentos, pero finalmente lo conseguimos. Los Maasai se acostumbraron a la velocidad, se quedaron en el sitio indicado, sabían que estaban a salvo, el coche saltó correctamente y el Kilimanjaro lució un sol brillante”.
Para finalizar su recuerdo de ese inolvidable momento, el autor sostuvo: “Fueron unas imágenes increíbles que se utilizaron en todo el mundo, y todavía lo son. Es una de mis fotografías favoritas”.
Foto: McKlein Photography.
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